El envejecimiento se asocia con alteraciones importantes en la composición corporal y la tolerancia al ejercicio. La masa muscular, la defensa inmune, la función antioxidante y los niveles de GSH disminuyen. Como resultado, el rendimiento sufre y la capacidad de recuperación disminuye.
El ejercicio parece fortalecer el sistema inmunológico, pero un exceso puede tener el efecto contrario. Muchos atletas sufren infecciones virales cuando entrenan intensamente. Los adultos que hacen ejercicio tienen una actividad mejorada en los glóbulos blancos y una mayor cantidad de células asesinas naturales, macrófagos y linfocitos T. El sistema inmunológico responde bien al ejercicio moderado, pero se ha demostrado que se debilita cuando la actividad física aumenta demasiado. Después de un entrenamiento intenso, se produce una inmunodeficiencia temporal. Pruebas realizadas en corredores de maratón revelaron que aquellos que corrían más de 60 millas por semana tenían el doble de probabilidades de resfriarse que los que corrían 20.
El síndrome del sobreentrenamiento conlleva más que la posibilidad de lesiones; los atletas que entrenan al límite de su capacidad corren riesgo de contraer varias enfermedades. La respuesta inmunitaria debilitada después de un esfuerzo excesivo es solo un aspecto de este síndrome. El nutricionista británico Nathan Lewis lo ha denominado "síndrome del bajo rendimiento", relacionando el exceso de entrenamiento con la disminución del rendimiento físico. Los atletas sobreentrenados experimentan fluctuaciones en la secreción de insulina, alteraciones en los niveles de glucocorticoides y hormonas, inhibición de la captación de glucosa en los tejidos, efectos catabólicos en la excreción de proteínas y nitrógeno, y sobreproducción de ácido láctico.
El estrés oxidativo es un factor importante en el ejercicio físico, ya que el atleta consume entre 10 y 15 veces más oxígeno de lo habitual, lo que conlleva a una mayor producción de radicales libres. Muchos expertos relacionan esta producción con la inflamación y el daño muscular. Cuando las células necesitan más energía, sus mitocondrias trabajan más, lo que aumenta la producción de subproductos no saludables de la peroxidación lipídica. Este proceso daña las grasas saludables y empeora las grasas malas, como el colesterol. Además, se produce un aumento del flujo de transporte de electrones.
Estas dos amenazas pueden ser contrarrestadas por antioxidantes exógenos como las vitaminas C y E, derivadas de fuentes alimenticias, y antioxidantes endógenos producidos dentro del cuerpo, siendo el más importante el glutatión. Aunque el cuerpo no está indefenso, el deporte impulsa el nivel de actividad de muchos antioxidantes. Sin embargo, la línea entre el entrenamiento justo y el sobreentrenamiento es muy delgada, especialmente en deportistas que buscan superar sus límites o competir a un alto nivel.
Nathan Lewis ha realizado estudios que establecen una correlación entre la actividad de los radicales libres en altura y el rendimiento físico negativo en grupos de deportistas.
El glutatión (GSH) juega un papel crucial en el rendimiento atlético, como lo demuestran varios estudios. Investigaciones lideradas por Ji, Leeuwenburgh y otros en la Universidad de Illinois han concluido que los niveles de glutatión varían en proporción al esfuerzo físico, la condición física del individuo y su estado nutricional. La recuperación de los niveles de glutatión puede variar desde horas hasta días, y durante este período, el individuo puede ser susceptible a enfermedades y lesiones. Se observó que la recuperación es más rápida en atletas de élite que en aquellos menos entrenados.
Además, varios estudios han mostrado un aumento en la fuerza y el rendimiento muscular asociado con un aumento en los niveles de glutatión. Investigaciones que han utilizado N-acetil-cisteína (NAC) como precursor del glutatión y BSO, que reduce el glutatión, han demostrado que el primero aumenta el rendimiento deportivo, mientras que el segundo lo reduce hasta en un 50%.
El Dr. Larry Lands de la Universidad McGill proporcionó un aislado de proteína de suero rico en cisteína (Immunocal) a jóvenes en forma, observando mejoras significativas en la fuerza y la resistencia, con aumentos de hasta un 10 a un 15%. Estudios similares realizados en pacientes geriátricos han arrojado resultados comparables.
Un equipo del Pearl Wellness Lab en Connecticut examinó el efecto de la suplementación con proteína aislada de suero (Immunocal) en atletas, encontrando que los niveles de glóbulos blancos (linfocitos TCD4 y neutrófilos) se mantuvieron elevados durante el entrenamiento intenso. Estas investigaciones subrayan la importancia del glutatión en la mejora del rendimiento atlético y la salud general de los atletas.
El glutatión desempeña un papel crucial en la desintoxicación del cuerpo, especialmente para los atletas que están expuestos a sustancias que pueden afectar negativamente su salud y rendimiento. Las drogas recreativas, la exposición a contaminantes del aire y otros factores ambientales pueden aumentar la carga de radicales libres en el cuerpo, lo que puede ralentizar la recuperación de los niveles de glutatión después del ejercicio intenso.
Cuando los niveles de glutatión están agotados, el cuerpo se vuelve más vulnerable a las toxinas y sustancias nocivas, lo que puede prolongar el período de recuperación muscular y aumentar el riesgo de infecciones. Por lo tanto, mantener niveles óptimos de glutatión es crucial para la salud y el rendimiento de los atletas, ya que les ayuda a combatir el estrés oxidativo y promueve una recuperación más rápida y efectiva después del ejercicio intenso.
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Dr. Nathan Lewis - Nutricionista de Rendimiento Clínico, Científico de Biomarcadores.
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